No todos los días se puede ver un documental ficcionado, de un tema tan exótico como el ciclo de la vida de un animal remoto y con poca gracia, contado con la maestría del excelente “La marcha de los pingüinos”
Ganador del Oscar, este poema fílmico que llevó 3 años de filmacion en plena antártica, y miles de horas de edición para lograr la continuación de las secuencias que terminan pareciendo guiñadas, no recurre a ningún escape fantástico ni efectos especiales para dar un espectáculo cinematográfico.
Emoción genuina, ternura y esperanza, son las sensaciones y recuerdos que genera su mera observación. A la distancia, y con la alegría de un hijo por llegar en poco tiempo, este mes mi reseña y recomendación va para esta obra maestra, que demuestra que se puede entretener y educar al mismo tiempo sin menospreciar el arte.
Ganador del Oscar, este poema fílmico que llevó 3 años de filmacion en plena antártica, y miles de horas de edición para lograr la continuación de las secuencias que terminan pareciendo guiñadas, no recurre a ningún escape fantástico ni efectos especiales para dar un espectáculo cinematográfico.
Emoción genuina, ternura y esperanza, son las sensaciones y recuerdos que genera su mera observación. A la distancia, y con la alegría de un hijo por llegar en poco tiempo, este mes mi reseña y recomendación va para esta obra maestra, que demuestra que se puede entretener y educar al mismo tiempo sin menospreciar el arte.
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